viernes, 3 de septiembre de 2010

A mi corazon jamas escuche..

Desde un principio le hice caso al corazón, lo supe escuchar, siempre me guié por cada latido, todo era tan simple, supiste serme sincero y muy pocas veces me anduviste con vueltas, tenias de por si no se si de casualidad esa habilidad para evitar que diera un paso en falso y crear en mi confusión, sin embargo es hasta el día de hoy que me pregunto que te paso? como la conocí fue la cuestión.
Hace un tiempo, una tarde te con el sol escondiéndote en la noche, una noche te encontré intentando alcanzar el sol para perderte en un amanecer, un martes de lluvia te cruce danzandole al cielo y me dirigiste una sonrisa, así le dio a mi vida un nuevo rumbo, así sorprendió a mi corazón.
El pulso se acelero y la respiracion me agito el alma, entraste a mi mundo de a poco y lo transformaste entero, cambiaste a esto que me rodea por una mirada y un te espero, todavía no te entiendo corazón, todavía intento ver con ojos ciegos eso que me quisiste mostrar y que en su momento no quise ver, descansa en paz corazón que hoy todo lo que te rodea tiene su esencia y te da vida, todo lo que juntos construimos hoy me hace vivir.

Por esa luz que te hace brillar

Cada segundo fue eterno y cada minuto un abismo en donde la desesperacion se batió a duelo con mi conciencia, ahí estabas vos, me enseñaste a ser paciente y a respetar tus tiempos, a contar cada segundo de tu ausencia y a sumar los minutos para que la espera no se hiciese eterna, me enseñaste en su momento a creer que vos no eras para mi ni yo era para vos y que ninguno de los dos iba a depender del sentimiento que nos hizo tan fuertes, me enseñaste a descubrir cada rincón de tu alma desnuda y cada secreto escondido en tu corazón, ayer soñé con algo que te iba a decir y que cuando desperté lo olvide, era algo que jamas había escuchado y que había salido de mi, me recordaba a vos, lo perdí entre tus mejores recuerdos y cada palabra me llevo a tu nombre, cada situación me llevo a vos, me enseñaste tus manos y me diste tu mejor consuelo, las caricias que me dejaban dormir y me daban los mejores sueños, aprendí a encontrar tus labios en las noches cada vez que me sentí perdido o simplemente ansiaba volar y perderme en cada rincón de tu cuerpo...